El filme de Peele cuenta con tal cantidad de fortalezas y reclamos que resultará extremadamente atractivo incluso para aquellos que jamás hayan oido hablar de la existencia de la leyenda del "gemelo malo".
Por Israel Arias
Madrid, 22 marzo (EuropaPress).- Para alguien que, tras devorar a la maravillosa Twin Peaks de Frost y Lynch con poco más de 13 años, quedó fascinado ante el siniestro y poderoso concepto del doble malvado o doppelgänger -por aquel entonces, mediados de los noventa, para dar con el ahora tan de moda vocablo alemán había que ir a la biblioteca y tirar del hilo de, al menos, cuatro o cinco libros-, la nueva película de de Jordan Peele tiene una dimensión especial, agigantada, como también la tuvieron El otro (Robert Mulligan, 1972) Carretera perdida (David Lynch, 1997), El ladrón de orquídeas (Spike Jonze, 2002), Moon (Duncan Jones, 2009) o Enemy (Denis Villeneuve, 2013), entre otros títulos.
Pero Nosotros no es una experiencia cinematográfica únicamente plena para los amantes del folclore más tenebroso. Todo lo contrario. El de Peele es un filme que cuenta con tal cantidad de fortalezas y reclamos que resultará extremadamente atractivo incluso para aquellos que jamás hayan odio hablar de la existencia de la leyenda del "gemelo malo".
Un mito alimentado durante décadas también por maestros de la literatura como Edgar Allan Poe (William Wilson, 1839), Dostoyevski (El doble, 1849), Stephen King (El resplandor, 1977) o José Saramago (El hombre duplicado, 2002) y que Peele retuerce a su antojo para armar una satírica y vengadora radiografía social en la que de nuevo es capaz de convertir una de las manifestaciones más básicas del sueño americano -familia feliz de clase media con padres jóvenes y enrollados a los que les va lo suficientemente bien como para, por ejemplo, irse de vacaciones a la playa- en la peor de las pesadillas.
En su segundo largometraje, el director y guionista de la astuta y justamente celebrada Déjame Salir, vuelve a lograr que el siempre difícil equilibrio entre terror y comedia, convertido ya en el sello de la casa, meza o agite a su antojo el relato mientras que -y esta es otra de sus grandes virtudes- sin perder un ápice de tensión pone encima de la mesa interesantes reflexiones sobre el lado más oscuro de la naturaleza humana y del sistema capitalista.
El excelente y enérgico trabajo de Lupita Nyong'o, magníficamente secundada por un también derrochador Winston Duke y la genial Elisabeth Moss, brilla en un filme plagado de accesibles referencias literarias, cinematográficas y musicales que ayudan a que la, sobre el papel, absolutamente disparatada trama de Peele no solo fluya, sino que además amplifique su efecto inmersivo haciendo que la angustia de una familia perseguida por sus siniestras copias sea también la nuestra.
Solo hay un aspecto en el que Nosotros no destaca sobre su predecesora: el dichoso efecto sorpresa. El rédito del giro Peele ya se lo cobró en su opera prima y, o cambia de artimaña argumental, o corre el peligro de "shyamalanizar" las expectativas que su cine genera en un público que, cansado de remakes, secuelas, precuelas y demás reciclajes, ya no se conforma solo con que le sorprendan, sino que reclama incluso que les sorprenda que este o aquel cineasta busque precisamente eso, sorprenderles.
Pero no sería para nada justo rebuscar taras propias del mito de "doppelgänger" en esta audaz y desafiante película dotada además, y en eso sí que supera con mucho a Déjame salir, de una magnifica puesta en escena.
Nosotros es, en definitiva, otro triunfo casi incontestable de Peele. Un filme con múltiples capas y lecturas, la mayoría de ellas tan asequibles como certeras, que pone a toda una familia, a todo un país y a todo un modo de vida, el nuestro, el de nuestra sociedad de consumo, ante el espejo para sacar a la luz, tijeretazo a tijeretazo, su más oscuro y aterrador reflejo.